En el caso de Bego Viñuela, su marca personal debía reflejar tanto su capacidad como calígrafa, como el carácter particular que imprime a todo lo que hace. Ella es una persona vital y espontánea con un gusto exquisito por las cosas bonitas.
Fue muy interesante la búsqueda del concepto a transmitir, esta vez a través de las formas orgánicas trazadas por su mano. Hubo pues que escoger la caligrafía que mejor representaba los valores diferenciales de su trabajo, para después depurar sus formas y grosores de manera que funcionase como un logo estable y polivalente, pero fresco y orgánico a la vez.
Finalmente, definimos el lenguaje gráfico de la marca y su representación en diferentes formas y escenarios: cromática, tipografía, fotografía y texturas.